El título del post es una especie de guiño al post que escribí hace unos días con el título El hombre Wired. Y es que ayer me conecté por primera vez a Internet a través del móvil. Siguiendo las recomendaciones de un compañero de trabajo, me descargué el mini navegador de Opera, y después me fui a GMail a consultar el correo. Y ya que estaba allí, le envié un mail a mi pareja... Después, estuve leyendo la entrada sobre Rebekka de este blog...
La verdad es que me sorprendió la velocidad de la conexión 3G, lo legible que resultaba todo y lo fácil que es utilizar el navegador desde el teclado del teléfono (aunque hay que pillarle el truco). Afortunadamente, tenía el bolsillo tranquilo porque sabía que no me podían cobrar más de 1.20 (sí, soy cliente de Yoigo desde el 22), y lo único que me hizo desconectarme fue el remordimiento de estar en el trabajo...
La verdad es que me sorprendió la velocidad de la conexión 3G, lo legible que resultaba todo y lo fácil que es utilizar el navegador desde el teclado del teléfono (aunque hay que pillarle el truco). Afortunadamente, tenía el bolsillo tranquilo porque sabía que no me podían cobrar más de 1.20 (sí, soy cliente de Yoigo desde el 22), y lo único que me hizo desconectarme fue el remordimiento de estar en el trabajo...
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